Es difícil definir prototipos concretos de autismo, pues dos personas con este desorden pueden ser muy diferentes entre sí. No es lo mismo un autismo leve que severo o su desarrollo en niños, adolescentes o adultos.
Por ejemplo, el autismo infantil suele ser uno de los más preocupantes por sus características y dificultades que entrañan a la hora de educar a un niño que lo padece. A continuación, clasificaremos y desarrollaremos los diferentes tipos de autismo y sus particularidades más importantes.
Claes de autismo establecidos en el DSM-V
Según el DSM-V, se clasifica por la gravedad de la condición:
– “Necesita ayuda”: es el nivel más leve. Se describe como un perfil de comportamiento en el que la persona puede comunicarse con oraciones completas y correctas con los demás. Sin embargo, no pueden mantener una conversación extensa con otras personas de manera adecuada.
Son percibidos como excéntricos, con falta de habilidades sociales y, por tanto, tienen poco éxito en este aspecto.
En cuanto a su conducta, se caracteriza por ser rígida e inflexible de forma que interfiere con su vida normal. Les cuesta organizarse y planificar lo que van a hacer, al igual que alternar ciertas actividades.
– “Necesita ayuda notable”: en este caso, el individuo puede utilizar frases simples y su interacción con los demás sólo está dirigida por intereses muy limitados. Su comunicación no verbal resulta muy excéntrica.
Por tanto, poseen importantes deficiencias en la comunicación social verbal y no verbal. Aunque se les ayude, siguen teniendo estas dificultades.
El comportamiento es más inflexible, rechazando los cambios y con gran cantidad de comportamientos repetitivos. Presentan gran ansiedad cuando se les incita a cambiar sus conductas o el entorno cambia.
– “Necesita ayuda muy notable”: existen problemas graves en la comunicación social verbal y no verbal que afectan a su vida diaria notablemente.
Un ejemplo puede ser aquella persona que interactúa con los demás muy raramente y con objetivo de paliar ciertas necesidades. Sólo responde a una interacción social muy directa e insistente y puede sólo emitir unas pocas palabras inteligibles.
Reaccionan de manera extremadamente negativa ante los cambios y las conductas repetitivas ocupan gran parte de su día a día.
Además, en la clasificación actual también se incluyen los criterios de:
– Con o sin déficit intelectual que le acompañe: el autismo no tiene por qué involucrar déficits intelectuales, de hecho, puede darse con diferentes grados de desarrollo intelectual. Un 75% de las personas con autismo poseen cierto retraso mental (Amodia de la Riva y Andrés Fraile, 2006) y coinciden con formas más graves del trastorno.
– Con o sin deterioro del lenguaje: como este trastorno tiene manifestaciones tan diferentes, no es de extrañar que haya individuos con el lenguaje medianamente conservado, otros que permanezcan la mayor parte del tiempo en silencio y un tercer grupo carece de lenguaje. Parece no comprender lo que otros dicen, o no prestan atención a ello y muchos no emiten palabras, solo ruidos o balbuceos.
– Con catatonia: pueden presentar o no esta condición, que se caracteriza por anormalidades motoras como estereotipias, muecas, mirada fija, inmovilidad, excitación, ecolalia, pasividad, catalepsia, etc. Al mismo tiempo que se dan déficits en el pensamiento, en el afecto y en la conciencia.
Parece ser que se vincula con frecuencia al autismo y normalmente se controla con fármacos como las benzodiacepinas. En un estudio del 2000 de la British Journal of Psychology se indica que los síntomas catatónicos parecen agravarse con la edad.
– Asociado a otro trastorno del desarrollo neurológico, mental o del comportamiento: puede que no sea un trastorno del espectro autista en sí, existen distintos casos en los que los síntomas son parecidos, pero se deben principalmente a todas condiciones. Más adelante veremos otros trastornos relacionados.
– Asociado a problemas médicos, genéticos o un factor del ambiente conocido:aquí se especifica la causa si se conoce con mucha claridad, pero normalmente es muy difícil saber qué ha causado este trastorno. Su aparición suele deberse a un amplio conjunto de factores.
Clases de autismo según el CIE-10
En el sistema de Clasificación Estadística Internacional de Enfermedades y Problemas relacionados con la Salud, encontramos que el autismo pertenece a la categoría “trastornos generalizados del desarrollo”.
Este grupo de trastornos se caracteriza por comportamientos inadecuados en relación a la edad cognitiva del niño.
Incluye alteraciones en la interacción social y en la comunicación, conductas estereotipadas y repetitivas y actividades e intereses restringidos. Puede aparecer prácticamente desde el nacimiento o después de cierta edad, en la niñez.
Autismo infantil
Surge antes de los 3 años y se asocia con una falta de respuesta ante las emociones de los demás, comportamiento fuera del contexto social, y falta de integración social, emocional y comunicativa.
No utilizan el lenguaje socialmente, sino algunas palabras con objetivo de conseguir algo más bien, es como si no tuvieran necesidad alguna de relacionarse con otras personas.
Sus características son las que antes hemos descrito, aunque aquí ponen de ejemplo apego a objetos extraños y actividades rutinarias persistentes en forma de rituales que aparentemente no tienen sentido. Además, se preocupan de manera estereotipada sobre horarios, cantidades, fechas, olores, texturas de los objetos o trayectos sin ningún fin concreto.
Su dificultad para adaptarse a los cambios puede hacer que se sientan incómodos incluso cuando se cambia la decoración de la casa o algún mueble de sitio.
Otros síntomas asociados son temores, fobias, trastornos alimentarios, trastornos del sueño, agresividad, autoagresiones y falta de creatividad.
Por fortuna existen ciertas pautas para tratar a niños autistas, como pueden ser actividades o juegos, con los que se desarrollan positivamente a la par que se divierten.
Autismo atípico
El autismo atípico se diferencia del autismo en que aparece después de los 3 años de edad o que no cumple algún criterio para el diagnóstico del autismo. Siendo éstos dificultades en 1 o 2 de estas áreas: interacción social, trastorno de la comunicación y comportamientos estereotipados, repetitivos y restrictivos.
Otros trastornos relacionados
En otros sistemas de clasificación anteriores o según diferentes autores, existen condiciones muy cercanas al autismo que se han llegado a definir como subtipos de éste. A continuación, indicamos cuáles son:
Síndrome de Asperger
Según la Universidad Internacional de Valencia, el síndrome de Asperger es un tipo de autismo más complicado y difícil de diagnosticar, ya que no presenta discapacidad intelectual ni otros síntomas visibles.
El principal déficit se observa en sus habilidades sociales: su interacción social es muy deficiente, los demás le ven raro ya que habla continuamente sobre los mismos temas, no entienden los dobles sentidos ni la ironía, no poseen empatía con los demás, etc.
Aunque su lenguaje es correcto en sí, resulta “demasiado correcto”, creandose un perfil de pedante, con sintaxis y vocabulario elaborado y rebuscado. Las limitaciones se encuentran a nivel de prosodia y entonación.
En cuanto a su comportamiento, suele ser rígido y les cuesta afrontar situaciones nuevas. Es habitual también que exista una torpeza psicomotora.
Sin embargo, estos individuos pueden tener capacidades excelentes para ciertas tareas, llamadas “islas de competencia”: como hacer cálculos, memorizar fechas o tocar algún instrumento.
Su prevalencia no se conoce exactamente y oscila de 1 de 250 niños a 1 de 5000. Actualmente va en aumento porque se van diagnosticando cada vez más casos olvidados, al haber mayor conocimiento sobre este síndrome.
Síndrome de Rett
El DSM-V ha clasificado al síndrome de Rett como un posible tipo de autismo, siendo una condición que se presenta mayormente en niñas.
Es una enfermedad rara que supone un trastorno del desarrollo del sistema nervioso. Se caracteriza por problemas en la motricidad (movimientos y tono muscular), en el funcionamiento cognitivo y en la interacción social. Y sus síntomas comienzan a observarse sobre los dos años de edad.
Puede afectar aproximadamente a 1 de cada 12000 niñas nacidas según la Asociación Española del Síndrome de Rett. Termina provocando una pluridiscapacidad, destacando una discapacidad intelectual grave o notable.
Trastorno desintegrativo infantil o Síndrome de Heller
También conocido como psicosis desintegrativa, es una condición rara que aparece sobre los 3 años o más de vida.
Es más habitual en niños y suele afectar a 1 de cada 100 000 nacidos. Destaca por déficits en el desarrollo del lenguaje, en la interacción social y a nivel motor.
Se clasifica como un trastorno generalizado del desarrollo y se considera por algunos como una posible forma frecuente de autismo.
Sus causas parecen ser neurobiológicas, estando alterado el funcionamiento cerebral.
Esta condición se distingue de las demás en que, hasta los dos años, el desarrollo del niño parece normal en todos los ámbitos: comprensión y expresión del lenguaje, habilidad para utilizar músculos grandes y pequeños y desarrollo social. Sin embargo, a partir de esa edad o algo más tarde (hasta los 10 años de edad) comienza a perder las habilidades que ganó.
Trastorno generalizado del desarrollo no especificado
También se llama “autismo atípico”. Aquí entran aquellas personas que cumplen la mayoría de los criterios para el trastorno autista o síndrome de Asperger, pero no todos los necesarios para que se les haga ese diagnóstico.
Normalmente son individuos con síntomas más leves de autismo, que afectan a las relaciones sociales y a la comunicación principalmente. También pueden incluirse aquí las personas con actividades, costumbres o intereses inflexibles, peculiares, estereotipados y limitados.
Es importante ser cautelosos a la hora de establecer este diagnóstico, identificando si son características de personalidad peculiares de un individuo o si implican problemas reales en su vida.
Existía mucha controversia sobre esto, por ello, estos posibles tipos de autismo que aquí destacamos fueron eliminados en la nueva versión del Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-V) para encajarlos como “Trastornos del Espectro Autista”.
¿Como detectar el autismo?
Las características principales de un individuo con autismo son:
Dificultades para la comunicación e interacción social
En multitud de formas, como puede ser: fracaso en la interacción social (no se relaciona adecuadamente con los demás), falta de inicio de conversaciones, ausencia o déficits en la comunicación no verbal, no mira a la persona que le habla, parece que sus expresiones faciales están fuera de contexto y no comprenden las emociones de los demás.
Conductas repetitivas
Son muy inflexibles y presentan conductas repetitivas centradas en ciertos intereses o tareas muy concretas. Por ejemplo, hacer operaciones matemáticas continuamente, movimientos estereotipados, interés excesivo sobre un tema concreto, etc. Todo esto afecta a la persona desarrolle una vida social, escolar o laboral satisfactoria.
Sin embargo, hay ciertos elementos comunes; como una percepción alterada del medio externo de forma que pueden tener mucha sensibilidad para unos estímulos, mientras que son insensibles para otros.
Hay estudios que afirman que el autismo ya podría predecirse a muy corta edad, casi después del nacimiento.
Los bebés normalmente muestran preferencia por las figuras humanas, dirigiendo su mirada hacia éstas. Concretamente miran los rostros y pueden fijar su atención en nosotros si le hablamos. Éste es un importante mecanismo innato que nos permite sobrevivir al establecer fuertes vínculos con nuestros protectores.
En cambio, en los bebés con autismo la atención está repartida por igual en todos los elementos del entorno. Ven a las personas como un objeto más del ambiente, sin darles prioridad.
Según los Centros de Control de Enfermedades y Prevención (CDC), aproximadamente 1 de cada 68 niños tiene algún tipo de autismo en Estados Unidos.